Musica e Identidad
Por Eloy Díaz Ruiz
Desde el mismo momento en que Maximiliano Bartolomé Moré Gutiérrez, decide en México nombrarse Benny, en homenaje a su admirado Benny Goodman, se erigía un mito, que durará desde lo musical hasta el día de hoy. Se reformaba la imagen de un negro, pobre, guajiro, muy rítmico y decidor desde una cultura negra asentada en el centro de la isla de Cuba, por más de siglo y medio. Se armaba una relación eterna entre una figura y su cultura; fraguaba en un solo ser, de manera exorbitante, todo lo necesario en un músico cubano.
Un hombre que desde que decidió entrar en el camino de la música marcó una intensidad jamás imaginada, imitada o igualada dentro de los géneros populares cubanos de todos los tiempos. Jamás dejó de usar su instrumento preferido: la voz en ninguna de sus actuaciones, tanto en la esfera formal como en la informal. Son incontables sus anécdotas en encuentros casuales o convenidos donde su sola presencia, para un público cualquiera, causaba admiración y alivio, además de la estela de buenos amigos y criterios que iba dejando. Era su manera de acercarse a los más pobres, a los más necesitados, con los que compartió todo en su tiempo.
En sus primeros momentos traduce la imagen de un guajiro andariego que pretende ganarse la vida guitarra en mano. Un hombre que viene del campo y, con plena consciencia, sabe ganarse la vida cortando caña, criando puercos y vendiendo viandas que cultiva en su conuco, que llegado a La Habana vende hierbas medicinales para ganarse la vida. Es la imagen del campesino, más allá de su figura eternizada con un sombrero alón, hasta su manera de ver y hacer el son montuno. Compartidor insaciable que puede rápidamente hacer amistad y dar a todos la magia de su voz durante toda una noche. Cautiva no solo por su voz, es dicharachero, mujeriego, tomador, encarna al macho cubano. Incluso en la religión, se invoca a su imagen En la medida que esa imagen trasciende se va creando el imaginario hasta un poder casi irresistible al final de sus días.
Estas relaciones permitieron al Benny ir creando un imaginario necesario para desarrollar sus cualidades histriónicas y su sentido de públicos. ¿Acaso no era imprescindible para poder llevarse un bocado de comida a la boca electrizar al transeúnte con una voz sonora, mágica que cautivara y llamara la atención?; un actuar convincente y un producto que sugiere vuelva el comprador. Hasta dónde los márgenes de esta afirmación puedan ser verdad es cuestionable, pero lo cierto es que no es posible que no haya un aprendizaje primario que le permita una reproducción totalitaria después. Cada ritmo marcado por su figura tiene un antecedente que no le viene solo de otros músicos, le viene también de vida, de aprendizaje social en la vorágine de ser constante, de ganarse un puesto en la vida.
Benny es un hombre que canta y baila no pensando en la raza sino en el cubano, en la autoafirmación del ser cubano pues lleva dentro de sí todos los valores musicales de la negritud y del cubano integro producto del mestizaje, que le permiten, al mismo tiempo ser negro y ser cubano. Reconoce su negritud, la vaporiza entre las masas, la pone a prueba ante todos y demuestra que el negro vale, que hay un asentamiento sociocultural en lo que hace. Demuestra que es su raíz y no hay temor al expresarlo. No dice soy negro sino soy cubano. Cuando lo dice da un salto en el tiempo, y se ubica al lado de Maceo, no pide nada como negro, lo pide como cubano. Y esa afirmación es rotunda, seca, no deja márgenes a la duda, es una definición total, integra y bien valuada.
Reconocedor de una identidad primera, una identidad popular, que no ha de ser desterrada si se quiere tener éxito, no desdeñó jamás a su tierra. Eso en primera instancia le permite una identidad primera, local, la de “su propia gente”, los que le aseguran un sentido positivo de escucha y corrección; luego, los de un circulo segundo en que la gente por identidad local lejana también se siente parte del fenómeno porque es el hombre que no abandona a los suyos jamás y esa idea encarna en el monte, entre guajiros y hombres de pueblo. Su reconocimiento le asegura un público.
El Benny Moré
“La imagen del negro en la música cubana”
Foto de archivo
En sus textos se expresa ese amor, ese sentido de pertenencia al que hoy se le escribe y que desde el punto de vista musical marcó puntos de aceptación envidiables para muchas otras orquestas y cantantes y compositores, no solo de aquella época sino hasta la actualidad. Varios de sus temas demuestran esa permanencia identitaria, no solo de pensamiento sino también musical con sentido de trascendencia en el tiempo. Soy Guajiro: Yo soy guajiro y nací…, Santa Isabel de Las Lajas: …Lajas mi rincón querido, pueblo donde yo nací, Lajas tengo para ti, este mi cantar sincero, muestran, entre otras esa fusión de vida y música. De ahí su grandeza, sencillez y sentido de la correlación con “su gente”.
Debido al racismo imperante en Cuba, en aquellos años, que le impedía cantar junto a otro grande: Ernesto Duharte, decide crear su propia banda y como resultado crea una agrupación emblemática, pocas veces imitada, que tuvo la suerte de acompañar a algunas de las principales voces masculinas y femeninas de Cuba en esos años. Benny era consciente de ese racismo y procuró enaltecer la figura del negro, lo máximo en su misma persona y otros músicos lo puso en los principales escenarios de la música en Cuba y en el extranjero. Su agrupación no solo fue referencia por la alta calidad de sus músicos sino por el sentido humano, de lealtad sin límites de Benny, una frase que define esa personalidad como director es la conocida: “yo voy pero va mi orquesta”. Un rasgo definitorio de la personalidad del cubano: su hombría, lealtad y solidaridad.
Foto de archivo
Funcionó como un embajador cultural desde la música que puso de moda los ritmos bailados por los negros, pero que ahora se expandían para que todos pudieran disfrutarlos. Hizo de la cubanía, por encima de las razas, un verdadero motivo de la música tropical, los puntos de inflexión que marcó le venían de una naturalidad profunda y observadora de su misma realidad. Supo conjugar los problemas de su estirpe y origen africano con los mejores valores del resto de la cultura musical y también social de Cuba, no solo de su tiempo.
Su imagen transmite la perfecta integración de símbolos en su figura, no seleccionó por azar solamente, también fue integrando, su aguda visión le permitía tales significaciones. Su música para el escenario internacional siempre funcionó desde una visión de Cuba: mueven la cintura y los hombros igualito que los cubanos...,…si hasta parece que estoy en La Habana…, …no hay que olvidar que México y La Habana son dos ciudades que son como hermanas. Se escucha en uno de sus textos y ritmaticamente va dando toda una definición de elementos que no han de ser olvidados jamás por su significación identitaria. No hay en Cuba un mayor defensor de la cubanidad que el mismo Benny. Otros defienden nada más la cubanía, él defiende ambas.
Por petición suya cuando murió sus restos fueron enterrados en su Santa Isabel de Las Lajas. La Sociedad de los Congo lo despidió con un solemne rito funeral mayombero de origen bantú.
Hoy Benny Moré constituye en sí mismo un símbolo de cubanía, su propia imagen lo encarna, su legado musical y danzario. En 1960 recibe Disco de Oro en Cuba de parte dela RCA Víctor Discuba. En 1962 es invitado de honor del Primer Festival de Música Popular Cubana. Correos de Cuba le dedicó una estampilla de correo en 2007. En redes sociales muestra hasta el día de hoy 5.320.000 entradas a internet y 320 mil videos en redes. Sin embargo en Cuba no es una figura absolutamente bien ubicada y difundida desde las instituciones culturales. Bobby Carcassés le dedicó un tema titulado Blues con Montuno, sin embargo en el imaginario popular continúa siendo la figura fundamental, el referente perfecto para todas las generaciones posteriores que incursionan en la música como hacedores o consumidores de los ritmos cubanos.
Benny con su voz de tenor, fue maestro de la interpretación del bolero, el que interpretaba con una textura y un registro único; inigualable en el son montuno, la guaracha y mambo. Este último promovió junto a Dámaso Pérez Prado en escenarios mexicanos y norteamericanos. Construyó, junto a su Banda Gigante, todos los fundamentos de la que luego sería conocida como salsa.
Por Eloy Díaz Ruiz, La Maya, Octubre 2023
Webgrafía
-www.radio.callmefred.com consultada el 25 de septiembre de 2023
-www.aarp.org consultada el 25 de septiembre de 2023
El papá de los cantantes cubanos
“Abelardo Barroso”
Voy a hablarles de un hombre que a lo largo de su vida desempeñó varios oficios para poder sobrevivir: limpiabotas, guardafrenos de un tren, pelotero, boxeador amateur, pintor de brocha gorda, estibador en los muelles, chofer de alquiler, chofer del Sexteto Habanero y cantante. Su nombre Abelardo Barroso Dargeles, un mestizo hijo de español y negra. Nació en La Habana un 21 de septiembre de 1905.
Según su hermana Clara, desde los cuatro años ya cantaba en el ámbito familiar. En una oportunidad que Manuel Corona lo escuchó le dijo a su padre: “Oiga, Barroso, éste va a ser cantante”.
La difícil situación económica de la familia le obliga desde temprano a incorporarse al trabajo, primero como limpiabotas, luego como guardafrenos en los ferrocarriles. Alterna también como boxeador amateur y cantante, juega la segunda base como pelotero, más tarde se convierte en chofer del Sexteto Habanero y posteriormente su cantante. Sus ratos libres lo dedica a cantar con trovadores y soneros en los barrios marginales de La Habana, los únicos lugares sobre los que se impone el son. Canta con el corazón, sin saber aún que un día no muy lejano se convertirá en un cantante reconocido y en un futuro no muy lejano en uno de las cantantes más famosos de Cuba de todo el siglo XX. Su forma de cantar será inspiración para muchos y consuelo para el gran público que le quiere escuchar cantar en todos los lugares y en cada una de las emisoras radiales de Cuba.
El 17 de julio de 1925 se produce un vuelco importantísimos en su vida, que le cambiará para siempre el destino, si bien tiene que luchar e imponerse: se incorpora al Sexteto Habanero, una agrupación, ya de renombre en Cuba, que se presenta en algunos de los mejores lugares de La Habana. Tiene la suerte de ser uno de los primeros soneros que graba sus discos en la denominada época de oro.
A lo largo de su vida como cantante integró varias agrupaciones musicales buscando siempre un motivo para el día a día de su existencia; con algunas de ellas como el Septeto Nacional, la Orquesta de Ernesto Muñoz, la Orquesta de López – Barroso, la Orquesta de Juan Pablo Miranda La Maravilla del Siglo y la Orquesta Sensación hizo fama y renombre.
Barroso fue considerado, por casi la totalidad de los músicos de su tiempo, como un cantante genial, de un repertorio cubano muy arraigado y que supo siempre bien defender y comunicar, lo que hacía con una gracia exquisita, lo que le daba un aire de cubanía que lo hacía atractivo, además de su poder para comunicar y conectar con el público. Se dice que tenía una voz clara, contaba con una inteligencia clara y precisa y pronunciaba con una exquisitez envidiable.
Dentro de la música que se hacía en Cuba en los años treinta, cuarenta y cincuenta fueron el cha cha chá y el son montuno sus fuertes. Era capaz de encaramarse y hacer de un tema una sensación tremenda donde otros apenas llegaban a una interpretación normal.
Fue el símbolo de los cantantes cubanos antes de que surgiera Benny Moré, que por cierto, éste último siempre dijo que Abelardo era su referencia, su ídolo. Afirma Rafael Valdés que entre músicos se decía que era el papá de los cantantes cubanos.
Tuvo la suerte de conocer varios países como España, Venezuela, Estados Unidos y en todos causó sensación como cantante. Entre sus éxitos se encuentran los que grabó con la Orquesta Sensación: El guajiro de Cunaguá, El panquelero y La hija de Juan Simón, entre otros. Ganó en 1957 el Disco de Oro con En Guantánamo, uno de sus temas más popularizado y que alcanzó buena cantidad de discos vendidos.
Un hombre muy arraigado a su tierra, en adquiere una madurez total al momento del triunfo de la Revolución, que lo lleva a la cima de su popularidad, por lo que recibe innumerables ofertas del exterior, que no desecha siempre y cuando no lo alejen demasiado de su tierra natal.
Su despedida como intérprete activo se produce ante el público, en el cincuenta aniversario de la agrupación que le vio nacer como cantante: el Sexteto Habanero. Había recibido antes la Orden Nacional del Sindicato de Trabajadores de la Cultura.
Este señor sonero, como lo catalogara Antonio Arcaño, murió un 27 de septiembre de 1972. Su entierro tuvo el sentir del público que lo acompañó en vida y ahora le decía adiós bajo las notas de El guajiro de Cunaguá en su propia voz, una de las versiones que no se olvidan y aún de cuando en cuando se escucha en alguna esquina de cualquier calle cubana.
Por Ms C. Eloy Díaz Ruiz, La Maya, 25 de noviembre de 2023
Referencias
- Depestre Catony, Leonardo (1989). Homenaje a la música popular cubana. Editorial Oriente, Santiago de Cuba
- ----------------------------------------- (2020). Protagonistas de la música cubana. Editorial Verbum
- Lam, Rafael (2020). Historias de famosas canciones cubanas. Ediciones Cubanas, Artex SA
- Palacios García, Eliseo (2010). Omara Portuondo, del filin al Buena Vista Social Club. Ediciones Adagio, Centro Nacional de Escuelas de Arte, La Habana, Cuba
Webgrafía
- https: //www.ecured.cu Abelardo Barroso Dargelez, consultada el 21 de noviembre de 2023
- https: //www.cadenahabana.icrt.cu Abelardo Barroso: sonero único e irrepetible, consultada el 21 de noviembre de 2023
- https: //www.lajiribilla.cu A medio siglo de su muerte: Abelardo Barroso y la prueba del tiempo, consultada el 21 de noviembre de 2023
- https: //www.habanaradio.cu Recordando al músico cubano Abelardo Barroso, consultada el 22 de noviembre de 2023
- https: //www.cubanosfamosos.com Abelardo Barroso Dargelez, consultada el 22 de noviembre de 2023
- https: //www.salsayguaguancoradio.com Abelardo Barroso, consultada el 22 de noviembre de 2023
De la oralidad a la música
“La transfusión del Bola”
Foto extraída del artículo Los enigmas de Bola - El Estornudo
No soy exactamente un cantante, Sino alguien que dice las canciones,
Que les otorga un sentido especial, una significación propia,
Utilizando la música para subrayar la interpretación.
Porque yo soy la canción, yo no canto canciones, ni las interpreto.
Yo soy la canción.
Bola de Nieve
Déjame que te cuente la historia de un negro alegre, mediano de estatura, con una boca enorme y unos dientes blanquísimos que figuraban siempre una sonrisa alerta. Nacido en Guanabacoa un 11 de septiembre de 1911. Pobre; su padre era cocinero y su madre ama de casa, cuentera, por ahí le entró la condición de la palabra contada, luego vendría la música. La actitud del escucha lo sumergió en las atenciones que provocan las palabras escogidas para contar, en su propia musicalidad, en el poder de atención que causan y en la historia misma. La palabra contada, bajo determinado ritmo fraguó un oído, una actitud, lo amoldó, lo hizo con el tiempo música.
Cantar para contar una historia, contar para cantar un hecho fueron sus paradigmas musicales y ante la vida, los que supo poner al alcance de los que preferían escucharlo.
Se dice que cada movimiento en él era estudiado, era un actor que convencía desde su actuación en el escenario musical, más me remito y oso decir que era un narrador que condicionaba desde la palabra la actitud del oyente, le ponía música al oído y a la palabra transmitía acción.
Detrás de su piano, sentado, como los viejos cuenteros, hilvanando cada palabra con un acento específico, moviendo sus manos, abriendo los ojos o cerrándolos para hacer la historia mínima y emocionante. Entona sus cantos a imitación de su madre, casi siempre sentados: ella detrás de la batea, de la máquina de coser, entre sus hijos para dormir; él detrás de un piano en forma perenne, en medio de un teatro auditórium en cualquier parte del mundo. Su forma de cantar-contar lleva esbozos de los cantos ancestrales que conjugaban oralidad y música. Supo acomodar su escasa voz a un estilo personal y convenció.
Su primera juventud, lo sorprende escaso de dinero y decide probar fortuna desde la música. Tuvo estudios musicales y los aprovecha en esos momentos de crisis para sobrevivir y comienza a fraguar una cubanía auténtica sin límites desde lo musical.
Su capacidad de interpretación lo transportaba, adquiría matices fantásticos con canciones marcadas por un acento afrocubano. Poseía un excepcional poder de comunicación que podía a través de él influenciar a diversos públicos. Tanto es así que en el Carnegie Hall de Nueva York tuvo que salir nueve veces, tras ser ovacionado de forma cerrada por largo rato.
El más completo hombre espectáculo en las islas del Caribe, como se le denominó, fue capaz de romper desde el arte que cultivó las fronteras del racismo en Cuba, obligando desde sus show conciertos que se abrieran las puertas de lugares prominentes de la alta sociedad criolla a negros y blancos. Y siempre fue un rotundo éxito.
Ya en plena madurez: había definido su estilo de decir una canción de manera universal partiendo de las raíces de su propia nacionalidad, y tanto en su labor como interprete como en la de compositor, lograba comunicar su mensaje de forma ingeniosa, a la manera de los viejos cuenteros; con gracia y expresividad utilizaba su voz ronca y áspera, que recordaba la de los abuelos negros esclavos, y al cantar a veces contaba antiguas historias, en las que aparecían distintos personajes que incorporaba magistralmente, para lo cual se preparaba como un actor. La improvisación para él no existía: estudiaba y maduraba a diario, y como músico contaría hasta el fin de su vida con el notable profesor Rafael López, quien era su entrenador en el piano (Martínez, 1998).
Su legado permanece en la memoria colectiva cubana, recordada más desde su figura de una alegría constante, gestos cómicos y poses exclamativas que desde su cancionística, que solo a ratos es recordada en fragmentos de series, telenovelas de carácter costumbristas o históricas o breves pasajes de homenajes aislados a su figura.
Se sentía como un pregonero con una gracia expansiva, contextual (creo yo no se repetía en ningún otro escenario, aunque fuera estudiado el gesto no repetían las mismas personas ni el ambiente). Supo expresar en sus cantos el acrisolamiento de toda una nación que durante siglos había visto la oralidad y a la música en caminos paralelos. Conocía sus limitaciones vocales y las hizo universales, aprovecho desde lo comunicativo su oratoria musical. Este hombre era un genio, sencillamente Bola.
Por Eloy Díaz Ruiz, La Maya, noviembre de 2023
Referencias:
- Castellanos, Orlando (1996). Palabras grabadas. Editorial Letras Cubanas, La Habana, Cuba.
- Depestre, Leonardo (1990). Cuatro Músicos de una Villa. Editorial Letras Cubanas, La Habana, Cuba.
- León, Argeliers (1984). Del canto y el tiempo. Editorial Letras Cubanas, La Habana, Cuba.
- Martínez, Raúl (1986). Ignacio Villa y Fernández. Bola de Nieve. Museo Nacional de la Música, La Habana.
- Guillén, Nicolás (1974).Obra poética 1920-1972. Tomo I y II. Editorial Letras Cubanas, La Habana, Cuba.
- Ojeda, Miguelito (1998). Bola de Nieve. Selección de textos, anexos y notas. Editorial Letras Cubanas, La Habana, Cuba.
- Rodríguez Sosa, Fernando (1981). Bola con su sonrisa y su canción, en Revolución y Cultura, La Habana, Cuba.
-http://www.cubaperiodistas.cu, consultado el 10 de noviembre de 2023
-http://www.diariosamerica.com, consultado el 10 de noviembre de 2023
-http://www.segundocabo.olc.cu, consultado el 10 de noviembre de 2023
-http://www.tribuna.cu, consultado el 10 de noviembre de 2023
-http://www.asere.com, consultado el 10 de noviembre de 2023
“El son que cambió Son 14”
El 11 de noviembre de 2023 la agrupación sonera Son 14, “El conjuntísimo”, estaría cumpliendo 45 años de fundada. Fue un revuelo nacional que dicha fecha no se celebrara como el día del son cubano y que en toda Cuba se celebrara la festividad con el baile de son más grande de la Isla. Los medios deberían de hacerse eco de tan importante acontecimiento, por la impronta que marcó la agrupación a lo largo de tan destacadísima trayectoria. Pero no fue así, solo se escuchó la voz de aisladas figuras, la mayoría conocedoras de lo que significa el son para Cuba y para el mundo.
Esta agrupación surgida en 1978, cuando Adalberto Álvarez acepta la propuesta de Rodulfo Vaillant, de crear en Santiago de Cuba una agrupación similar a la que ya el dirigía en Camagüey
Sus fundadores, siete camagüeyanos, seis santiagueros y un guantanamero, por lo que se puede afirmar que contó con una composición heterogénea por la procedencia de sus músicos.
Desde sus primeras presentaciones en el cine Cuba y luego en un bailable en Santa Úrsula en la ciudad de Santiago de Cuba, la agrupación marcó un nuevo esplendor de la música popular, logrando varios hitos en la radio, la televisión y otros escenarios bailables cubanos. Su propuesta anunciaba una renovación del son, sin renunciar a sus raíces, para convertirlo en una nueva expresión donde el texto, las orquestaciones y armonías contemporáneas situaran a la agrupación en un nuevo escenario.
Su primera grabación vino en fecha tan temprana como 1979 y lleva como título A Bayamo en coche, hoy forma parte de un culto entre bailadores y coleccionista. Por cierto, éste se grabó prácticamente bajo la amenaza de un ciclón tropical y fue su productor el gran pianista cubano Frank Fernández.
Una agrupación, que además de su calidad musical, tiene que imponerse ganando algunos de los concursos nacionales más prestigiosos del momento como el Premio en el Festival Benny Moré, el 2do Lugar en el Festival de la canción Adolfo Guzmán, donde ganan el Premio de Interpretación.
¿Hasta dónde caló en el resto de las agrupaciones soneras cubanas del momento y las que le han dado continuidad?
Durante la década de 1980, Son 14 contribuyó a una actualización de las sonoridades armónicas e interpretativas del son. Surgió como una agrupación con un sello distintivo.
La crítica asegura que durante los últimos cincuenta años de la música cubana, el Conjunto Son 14 ha dejado una huella musical imborrable. Después de esta agrupación existe un antes y después del son interpretado por agrupaciones tipo conjunto.
Después de la salida de Adalberto Álvarez un grupo de soneros continuo promoviendo este tipo de son, mantuvo bien en alto los logros del grupo. Sin esta figura comenzaba una nueva etapa musical, que no será superada, pero en muchos aspectos puede considerarse que se iguala. La agrupación se constriñe y se ensancha, con la salida de algunos buenos músicos y la llegada de otros, que poco apoco fue aportando pequeños elementos al sonido del son. Entre esas figuras sobresale Andrés Hernández, Lázaro Rosabal y Geovanis Alcántara. Merece mención el tema “Cuídate de Vladimir de Andrés Hernández” que fue un himno en Colombia.
Para Alden González, quien asegura que: los orientales sentimos el son de una manera distinta, Son 14 logró el impacto orgánico masivo a nivel latinoamericano, norteamericano y europeo de un proyecto nuevo de son cubano, sin venir de La Habana. Destaca, además, que antes de este proyecto musical, de la provincia Santiago de Cuba, en apenas dos décadas, entre 1960 y 1970 en casi veinte años, solamente se pudieron grabar discos de orquestas como: Mario Patterson, Chepín Chovén y Los Taínos. Son 14 fue un proyecto diferente desde el principio, la dupla de Adalberto Álvarez y Eduardo Tiburón Morales tuvo un peso enorme, cambió muchas cosas a la hora de componer y de interpretar. La narrativa del son fue diferente.
Notas:
1) Alden González. Productor musical. Una de las figuras más conocedoras de la música popular cubana en la actualidad. Trabajó durante algún tiempo con el reconocido Septeto Santiaguero. Ostenta dos Latin Grammy y cinco nominaciones, una nominación al Grammy Award.
2) En Cuba las grandes orquestas reciben una amplia red de difusión, promoción y revitalización importante si actúan desde La Habana, que es el único centro de difusión importante con que cuenta la Isla. No es posible contar con una visualización notoria, tanto para el mercado interno como para el externo si no formas parte de los circuitos importantes “establecidos” desde la capital. Pocos proyectos han logrados éxitos notables, sin este concurso. Nota del Autor.
En su momento, rivaliza con agrupaciones de primer nivel como Los Van Van, Oscar de León, Irakere, ect.
Sus presentaciones internacionales le aseguraron, bien temprano, un puesto entre las agrupaciones soneras de Cuba ante el mundo, fueron un verdadero éxito en Venezuela, Colombia, Puerto Rico, México dentro de los países del área; fuera de nuestra región se presentaron en Italia, Alemania, Suiza, Suecia, Noruega, Dinamarca, Portugal, Grecia, Francia y Austria
Hasta el día de hoy la agrupación surge en un momento de auge de la música popular bailable, existe una sensibilidad hacia las agrupaciones soneras de manera general, que se traduce en intercambios nacionales e internacionales, en espacios para el bailador y su difusión en los medios fundamentales de comunicación, dígase radio y televisión. Coexistían agrupaciones como Original de Manzanillo, Maravillas de Florida y Aliamén.
Notas:
1) En la radio programas como Alegrías de sobremesa de Radio Progreso y de 5 a 7 de Radio Taíno.
2) En la televisión programa como Para bailar.
¿Cómo fue posible que una agrupación que marcó un giro dentro de uno de los géneros representativos de la música cubana cayera en el olvido en tan breve tiempo? Después de la década de oro, el son ha sido silenciado en los de difusión masiva de Cuba, se ha perdido su difusión ampliada
Resulta distintivo que después de la salida de Adalberto Álvarez, todos los directores del conjunto se han visto sometido al triunvirato de las figuras fundamentales de la agrupación: Eduardo Tiburón Morales, Guillermo Fernández y Juan Casas.
Adalberto proponía un tema de éxito tras otro, mantenía en vilo desde una propuesta bien elaborada y desarrolladora cada una de sus presentaciones. La variación de directores, a veces, alejó a la agrupación de su esencia musical, la apartó y eso produjo daño; no hubo comprensión cabal del son que se proponía desde una contemporaneidad y esto dio al traste con el conjunto.
Entre sus éxitos musicales se encuentran: A Bayamo en coche, Fuego en La Maya, Son para un sonero, Rompamos el contrato, entre otras.
Nota: Curiosidades soneras: el tema Fuego en La Maya tiene su parangón en Monteagudo fuego en La Maya de Ignacio Piñeiro y el Septeto Habanero; el compositor Lilí Martínez compuso un tema sonero titulado Alto Songo se quema La Maya, a inicios dl siglo XX cuando el son se traslada de oriente para La Habana. Los dos temas iniciales tienen su surgimiento, inspirados en un suceso real ocurrido en el oriente del país, cuando la denominada Guerrita del Doce o de Los independientes de color, en 1912. Por lo que es un tema, digámoslo de alguna manera, hecho en tiempos del son. Todas las versiones han sido de la aceptación del público. Nota del Autor.
En la actualidad la agrupación se mantiene bajo la dirección de una tercera generación musical, de buen calibre y calidad, pero alejada de aquella propuesta que un día concibiera Adalberto Álvarez, en la que el son pudiera viajar en coche, no solo por Santiago sino también por Bayamo y el mundo.
Por Eloy Díaz Ruiz, La Maya, 2 de diciembre de 2023.
Webgrafía